En el Día Internacional de la Mujer dialogamos con la Doctora en Ciencias Físicas Adriana Serquis, quien desde el año 2021 se desempeña como Presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Además, es investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y le otorgaron el Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” en el año 2014 por su aporte al uso racional de la energía eléctrica. Egresada del Instituto Balseiro, Serquis es reconocida por su rol activo en la defensa de la equidad de género no sólo en ámbitos científicos tecnológicos, sino en la sociedad en general.
-¿Cómo evolucionó el rol de las mujeres argentinas en el ámbito de la ciencia y la tecnología desde inicios de siglo?
-Al igual que lo que ocurre con el resto de la sociedad, el entorno de la ciencia y la tecnología también está beneficiándose de esta ola feminista que cobra mayor fuerza a partir del año 2015, aunque el movimiento inicia muchos años antes. Claro que no estamos exentos de lo que ocurre en la sociedad y que también suceden en la ciencia, quizás con algunas sutilezas o características particulares.
Si observamos las estadísticas dentro del sistema científico tecnológico argentino, sobre todo en CONICET, vemos que la cantidad de mujeres es bastante alta. De hecho, se alcanza bastante la equidad de género y,- en particular en los escalafones más bajos-, suele haber más mujeres que hombres. Pero siempre se da este fenómeno por el que, a medida que se va ascendiendo en niveles de responsabilidad, baja el número de mujeres. Esto va mejorando. Si se comparan las estadísticas de hace algunos años y las recientes se ve una clara mejora en ese tema, en particular en el área de sociales y algunas disciplinas en particular.
-¿Cuál es la situación respecto a este tema en la CNEA?
-En particular en la Comisión Nacional de Energía Atómica vengo observando estadísticas que indican que estamos bastante peor que la media en otras disciplinas, supongo que porque es un ámbito de tecnología. Tenemos en toda la institución un 34% de mujeres, algo que no fue mejorando, en los cargos jerárquicos se profundiza la diferencia.
Antes que yo asumiera, en las 23 gerencias de primera apertura, sumados los cargos de Presidencia, Vicepresidencia y Gerencia General no había ninguna mujer. En las siguientes gerencias había dos mujeres. Esto significa que en los primeros cincuenta y seis cargos jerárquicos de la institución había sólo dos mujeres. Es bastante llamativo comparado con la media de la institución (34%).
En particular, algo que me preocupa mucho son los ámbitos educativos que tiene la institución. En particular el Instituto Balseiro tiene – históricamente- un porcentaje muy bajo de mujeres. Y no creo que haya una discriminación consciente, creo que son situaciones inconscientes que se van dando a lo largo de los años y que no se estudia cuáles son las políticas que pueden revertir esto.
Porque a esta altura creo que nadie se anima a decir que las capacidades no están equi repartidas entre los dos géneros en estas disciplinas (física, química, ingeniería, etc.). Nadie va a decir que una mujer no está tan capacitada como un hombre para desarrollar estas disciplinas, creo que al menos no es políticamente correcto decirlo aunque algunas personas lo sigan pensando. Pero, aun así, no se está haciendo ningún tipo de acción para poder equilibrar la balanza. Eso quiere decir que todavía cuesta encontrar la forma de incorporar esa mirada diversa que dan las mujeres y las diversidades. Este es otro tema del que también cuesta hablar.
Yo diría que, igual que en el resto de la sociedad, tenemos muchos ámbitos de violencia todavía, algunas conscientes y públicas y otras más sutiles, como son los micromachismos.
-¿Cuáles son los desafíos de las mujeres que ocupan espacios de liderazgo y logran romper el techo de cristal?
-Creo que el desafío es no copiar la imagen de conducción más patriarcal o relacionada con imponer ideas y trabajar en solitario. Tiene que ver más con el trabajo en equipo y en redes, que es más típico del ámbito de la mujer. En general, buscar esa mirada colectiva muchas veces se ve como una debilidad, como una falta de decisión. Yo creo que no es así, lo que sentimos es una responsabilidad enorme sobre las decisiones que hay que tomar y esas decisiones solemos tomarlas pero reconociendo humildemente que no somos especialistas en todo. Porque también hay una cuestión de implantarse en una postura que quien dirige tiene que ser la persona que más sabe de todo, cosa que no es cierta para nadie.
En ámbitos muy verticalistas se espera ese tipo de mandato y tratar de proponer una diferencia en la forma de conducción genera dudas, rechazo, a veces mucha controversia y enfrentamiento y muchas cosas que yo sé que si fuera un hombre no me las dirían.
-Los parques tecnológicos que tienen políticas de promoción para empresas compuestas por mujeres. ¿Son útiles estas medidas?
-Tanto en los parques tecnológicos como en cualquier otro lugar donde la ausencia de mujeres es muy clara a veces generar políticas iniciales de sesgos o de discriminación positiva, como la suelen llamar, suele dar saltos cuantitativos importantes para poder generar una mirada distinta. Los estudios publicados al respecto indican que los resultados han sido positivos. Yo creo que pueden servir por un tiempo, a largo plazo no son positivos pero se nota que da efectos bastante inmediatos. Entonces, implementado por un cierto tiempo hace que después, automáticamente, se empiece a balancear la situación.
Además, durante tanto tiempo fueron privilegios que han tenido los hombres, por diversas razones, porque han tenido acceso a cosas que las mujeres no y las causas de esto suelen ser múltiples y difíciles de atacar. Este tipo de acciones puede dar lugar a que empiece a cambiar. El problema que tenemos con esto es que muchas mujeres se quejan porque no quieren estar en un lugar solo por ser mujeres, sino por sus capacidades, porque cumplimos con los requisitos. Muchos estudios demuestran que, en una primera instancia, es viable. Yo soy muy respetuosa de las ciencias sociales que estudian estos fenómenos y creo que estos especialistas son los indicados para analizar la mejor estrategia a seguir.
Pero entiendo que estas medidas, tomadas por un cierto plazo, dan buenos resultados; incluso en otros ámbitos no solamente en el científico tecnológico: sabemos que la posibilidad de tener cupo hace que se empiece a buscar y mirar, obligue a que esa cosa que es invisible empiece a ser visible.
-Para concluir, desde su rol de mujer que se desempeña en el ámbito de la ciencia y la tecnología, ¿qué mensaje desea transmitir en este Día Internacional de la Mujer?
-Que este es un trabajo en conjunto. Que la sinergia que genera el trabajo en conjunto, el colectivo de todas las personas pensando en cómo mejorar las situaciones de violencia hacia mujeres y diversidades es algo en lo que tenemos que trabajar todos los días, todo el tiempo. Necesitamos que se sumen todas las personas de buena voluntad en esta mirada permanente.